Diagnóstico del síndrome transfusor gemelo a gemelo

Diagnóstico del síndrome transfusor gemelo a gemelo

El síndrome de los gemelos transfusor - transfundido (Twin to Twin Syndrome), es una de las complicaciones del embarazo múltiple más difíciles de tratar.

El síndrome transfusor de gemelo a gemelo (Twin to Twin Syndrome) es una de las complicaciones del embarazo múltiple más difíciles de tratar. El porcentaje de embarazos que lo sufren es muy bajo porque se trata de una patología que consiste en gemelos idénticos que comparten una única placenta.

 

El normal desarrollo de dos o más bebés en un embarazo múltiple requiere que cada uno reciba el abastecimiento de oxígeno y alimento necesario para crecer. Para que esto pueda suceder, cada bebé debe disponer de un torrente sanguíneo independiente.

¿Cómo es el diagnóstico del síndrome transfusor gemelo a gemelo?

Cuando los cordones umbilicales de los bebés llegan a la misma placenta pueden conectarse los vasos sanguíneos de uno y otro. Si esto sucede, uno de ellos, llamado transfusor, bombea sangre al otro, llamado receptor o transfundido.

Por este procedimiento, uno de los bebés, el receptor, recibe demasiada sangre y crece mucho, intenta equilibrar su situación orinando mucho y entonces tiene mucho líquido amniótico, lo que puede derivar en un problema cardíaco. El donante, en cambio, no recibe lo suficiente, orina poco, tiene poco líquido amniótico y no le alcanza el alimento y el oxígeno para crecer y desarrollarse normalmente.

Cierto tipo de conexiones son muy peligrosas y otras no. Las conexiones entre arterias que van de uno a otro en los dos sentidos, cuando los dos bebés son donantes y receptores, no ocasionan grandes complicaciones.

Sin embargo, se trata de una situación que es potencialmente muy peligrosa para ambos bebés, y por esta razón es muy importante que ante la menor duda consultes con tu médico.

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¿Por qué se presenta la infección vaginal en el embarazo?

Durante los meses de gestación, se producen cambios en el pH vaginal. Por esta razón, los especialistas consideran que es la etapa más vulnerable para la proliferación de bacterias.

Durante los meses de gestación, se producen cambios en el pH de la mujer, por esta razón, los especialistas consideran que es la etapa más vulnerable para la proliferación de bacterias, es decir, de una infección vaginal en el embarazo.

El embarazo representa un período de cambios para toda mujer. Es una etapa en la que todo se modifica. Desde las variaciones más perceptibles como la ansiedad y el aumento de peso hasta alteraciones del organismo poco conocidas, como las infecciones vaginales.

El papel de las hormonas y la infección vaginal en el embarazo

Durante los 9 meses de gestación, el nivel de hormonas femeninas cambia y afecta directamente al pH del área genital. En lo cotidiano, el pH de la zona vulvar es ácido e inferior al de otras partes del cuerpo, y se sitúa en un rango de 3.8 a 4.2, con la finalidad de impedir el crecimiento de bacterias.

Durante el embarazo la futura mamá protagoniza diversos cambios hormonales que comprometen directamente la capa protectora ácida. De esta manera, la variación a un pH mayor a 4.2 puede alterar el equilibrio en detrimento de la flora habitual, lo que deja espacio a la proliferación de gérmenes patógenos. Por esta razón, los 9 meses de gestación representan una de las etapas más vulnerables de la mujer para adquirir infecciones del tracto ginecológico.

Cómo protegerse de una infección vaginal en el embarazo

Es necesario que toda mamá tome cuidados especiales para mantener su zona íntima limpia y protegida durante esta importante etapa de la vida.

Entre las principales recomendaciones se encuentran:

  • Usar ropa interior de algodón.
  • No utilizar ropa muy ajustada o de materiales sintéticos.
  • Lavar la ropa interior con jabón de barra y enjuague, sin dejar residuos.
  • Lavar la zona íntima con un jabón especial con pH ácido que limpie, hidrate y ayude a prevenir infecciones del área vulvoperineal.
  • No se recomienda utilizar desodorantes íntimos, talcos, aromatizantes ni sales de baño o burbujas.
  • Evitar traumatismos de la región genital como el rasurado, la depilación o fricción.
  • Si se observan cambios en el flujo vaginal, prurito, ardor o mal olor, no automedicarse y consultar al ginecólogo u obstetra.

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